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Adicción a Internet.. prevención desde la Infancia


Los niños con déficit atencional y fobia social tienen más posibilidades de desarrollar esta patología en la adolescencia, concluye una investigación realizada en Taiwán. (Fuente: El Mercurio)

Si la adicción a internet es o no una patología psiquiátrica es algo sobre lo que los especialistas en el mundo todavía no llegan a acuerdo. Pero mientras ese debate ocurre, la necesidad de atender a los jóvenes que están teniendo un uso problemático de la red se está instalando como un conflicto en auge.
"¿Llegará a ser la adicción a internet la epidemia del siglo XXI?", se preguntan los doctores Dimitri A. Christakis y Megan A. Moreno, del Centro para la Salud, Conducta y Desarrollo Infantil de Washington en la editorial de la última edición de la Revista de la Asociación Americana de Medicina (JAMA). Y lo dicen basándose en los resultados del estudio más destacado en esta publicación, realizado por el Departamento de Psiquiatría del Hospital de la U. Kaoshiung en Taiwán. Se trata de un seguimiento a más de 2 mil adolescentes para ver sus conductas ante el computador.
Uso intensivo en Chile
La investigación plantea que hasta el 18% de los adolescentes, tanto de Oriente como Occidente, pueden tener adicción a internet y debido a lo alto de esta cifra sugieren que debería ser catalogada como patología. Y agregan: "Identificar los factores de riesgo es muy importante para la prevención y la intervención temprana".
Pero no queda ahí: la investigación sostiene que los niños con depresión, déficit atencional con hiperactividad, fobia social y hostilidad tienen más posibilidades de desarrollar adicción a internet en la adolescencia.
Por lo tanto, sugieren la detección temprana de estas patologías para tratarlas antes de llegar a la adolescencia.
"Entre el 20 y el 30% de los adolescentes en Chile tiene problemas con el uso de internet y los videojuegos", sostiene Elías Arab, psiquiatra del Hospital Clínico de la U. de Chile. Y con esa cifra no se refiere a adictos, sino simplemente a jóvenes que están teniendo problemas por su uso intensivo de la red.
"Estamos haciendo estudios y vemos que es una situación de la cual hay que hacerse cargo, pero con cautela. Internet es un medio de comunicación más y el principal factor que incide en el desarrollo de esta patología son las familias disfuncionales, que supervisan poco, ponen escasos límites y no son contenedoras", advierte. Juan Pablo Westphal, psicólogo de la Clínica Santa María, concuerda con Arab y admite que la investigación de Taiwán le hace mucho sentido. "Los chicos con dificultades de vínculos, con déficit atencional, se encierran mucho en el computador porque con la tecnología no se requieren muchas habilidades sociales para interactuar.
El problema es que viven ahí y no en la realidad".
Internet les brinda todo "de manera inmediata, con múltiples estímulos, lo que es muy atractivo para un niño con vulnerabilidades", como déficit atencional o fobia social, añade la psicóloga Macarena López, de la Unidad de Adolescencia de la Clínica Santa Sofía.

Consecuencias de la Adicción a Internet






Revisar de forma obsesiva el correo electrónico, usar compulsivamente los sitios de chat, redes sociales, y pasar horas en juegos online causan distanciamiento familiar, descuido en la salud y el aseo personal, que son síntomas propios de los adictos a Internet, alertó el Ministerio de Salud.

Especialistas del sector explicaron que el excesivo tiempo que pasan estas personas delante de la pantalla del ordenador ocasionan no solo alteraciones mentales sino a la salud, como irritación de los ojos, dolor de cabeza, dolor de espalda, etc.

Según especialistas del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado - Hideyo Noguchi, también se puede presentar pérdida de interés en las actividades académicas, familiares o sociales, bajas calificaciones, ausentismo o deserción escolar, poca socialización, poco tiempo para las actividades de recreo con sus compañeros o familiares, entre otras.

En ese sentido, tras estar mucho tiempo en Internet, el cibernauta adicto suele crear un mundo artificial, provocando que valoren más los hechos emocionales ocurridos dentro del juego, que las cosas de la vida real.


Un problema serio que también generó la revolución informática es el supuesto “enamoramiento” cibernético, que puede desencadenar agresividad, falta de sueño, imposibilidad de estar lejos de la red y ansias incontrolables por conocer nuevas noticias, conversar por messenger o redes sociales.

De ser así, hay que persuadir a esa persona a visitar a un especialista, pues la adicción al ciberespacio podría originar la perdida del cariño de la familia, pareja, amigos, inclusive, el trabajo.

La dependencia de Internet y su posible tratamiento

La dependencia a Internet es una nueva adicción que ha despertado el interés de muchos especialistas, viendo que afecta cada vez más a los jóvenes. Es equiparable a la adicción al "zapping" ya que en ambos casos el profesional se encuentra con un paciente que busca impulsivamente estímulos rápidos y gratificantes que lleguen a satisfacer su constante necesidad de información.


El término adicción o trastorno adictivo hace referencia a un estado de dependencia física o psicológica. En este segundo caso, la adicción a Internet es comportamental, es decir, cuando el paciente presenta un comportamiento adictivo o psicológico a alguna actividad. El estado de dependencia hace que la citada actividad pase a convertirse en lo más importante que tiene un individuo durante el día, permitiendo que el resto de labores como la familia o el trabajo pasen a segundo término. Esta situación hace que se creen tensiones con su entorno y llegan a afectar a su estado de ánimo presentando, muchas veces, síntomas psiquiátricos. En el caso de los jóvenes este tipo de adicción va subiendo y se cree que los que dedican más de cuatro horas a la semana a navegar por Internet tienen un riesgo diez veces mayor a acabar siendo adictos.


En el caso de los jóvenes este tipo de adicción va subiendo y se cree que los que dedican más de cuatro horas a la semana a navegar por Internet tienen un riesgo diez veces mayor a acabar siendo adictos
Según Conrad Surribas, psiquiatra de la USP del Institut Universitari Dexeus de Barcelona, la formación o el ambiente en que se desenvuelve una persona determina hacia qué tema dirigirá su potencial adictivo, si bien la base biológica de las adicciones es idéntica al tratarse de una alteración de los neurotrasmisores neuronales. Hasta ahora, "no están identificados los criterios específicos de la adicción a Internet, lo cual sería importante a la hora de distinguir entre uso excesivo y adicción", resalta el experto

Los chats interactivos son las actividades de Internet que más adicción despiertan, ya que crean vínculos entre las personas. Lo que hay que conocer es el motivo que pueda tener una persona para mantener una conversación a través de la red y analizar si es porqué realmente le interesa o si lo utiliza para "quemar el tiempo", cosa que puede derivar en comportamientos patológicos", segura el doctor Surribas.

La adicción a Internet se debe tratar como cualquier situación adictiva, es decir, suprimiendo cualquier contacto con la actividad en sí. Pero habría que estudiar que uso hace el paciente de la red.

En cuanto al tratamiento farmacológico, éste sólo se emplearía cómo soporte al tratamiento psicoterapéutico y se trataría de disminuir la capacidad impulsiva del paciente. Según Surribas, en este caso "se utilizarían antidepresivos de última generación, cómo los inhibidores de la recaptación de la serotonina, que tienen un amplio campo en este tema".

La dependencia comportamental a Internet es similar a la adicción al "zapping". En ambos casos el médico se encuentra con un paciente que busca estímulos rápidos que le sean gratificantes, en forma de situaciones o imágenes, debido básicamente a la necesidad de sentirse vivos que tienen estos pacientes

aspectos tecnicos del internet

2. El recto uso de Internet
Con sus características propias, Internet tiene luces y sombras. Fundamentalmente es un vehículo, o un canal de transmisión de datos y contenidos, que en términos más gene­rales es un bien (como son un bien la imprenta, el teléfono, la televisión, etc.). Supone un avance respecto a la época en que no existía. Como sucede con muchos otros medios tecno­lógicos (piénsese por ejemplo en los avances de las ciencias de la vida que causan tantos problemas bioéticos), admite un uso bueno y un uso malo, un uso experto y un uso inexperto. Exceptuando el caso de los niños, que merece una consideración específica, en Internet sólo suele quemarse quien se quiere quemar o, al menos, quien le gusta jugar con el fuego. El problema que plantea es un problema de educación moral y de firmeza de convicciones en el usuario. A la red de Internet le afecta un problema general de nuestra época, y que consiste en que el progreso de las capacidades humanas (de hacer, de saber, de comunicar, etc.) no siempre haya sido precedido, o al menos acompañado, por la adqui­sición y la difusión del saber y de la prudencia necesaria para gobernarlas adecua­damente, de forma que esas mayores capacidades redunden en el bien de los individuos y de las sociedades, y no en su empobrecimiento o corrupción. A este respecto, quizá hay que la­men­tar que, tratándose de un instrumento relativamente nuevo, los diversos agentes formativos (familia, escuela, catequesis, etc.) no siempre están debidamente preparados para dar una educación acertada e incisiva por lo que se refiere a su uso, cuando la realidad es que elaborar y transmitir una cultura del buen uso de Internet y de los demás medios modernos de comunicación es una parte importante de la formación moral y cristiana en el mundo actual.

De estas consideraciones se desprende que el problema ético de Internet es el problema de su recto uso o, con otras palabras, el de la formación y la virtud necesarias para usarlo rectamente, tanto por parte de quien introduce contenidos en la red como del usuario pasivo. La formación y la virtud necesarias para manejar este instrumento, de forma que sea realmente un bien para quien lo utiliza, no se pueden sustituir con ningún medio técnico ni con ninguna medida de restricción. Todos los fabricantes de filtros o de sistemas técnicos de prevención insisten sobre este punto, sea porque esos sistemas nunca son del todo perfectos, sea porque quien desea burlarlos, si es algo experto, acaba encontrando el modo de hacerlo. Análogamente a lo que sucede con otros medios, es muy difícil impedir hacer el mal al adulto que desea hacerlo, y cuanto mayor es el impedimento que se pone mayor es el precio que se paga en términos de falta de libertad y de confianza (a menudo con efectos contraproducentes), o de entorpecimiento del trabajo. Un estudio de los aspectos éticos de Internet ha de considerar ante todo los criterios generales para su recto uso. Aquí habría que distinguir los diversos contextos (trabajo, escuela, familia, diversión, etc.) y los diversos tipos de personas. En términos generales se podría hablar de templanza, sentido común, prudencia, y atención a la totalidad de la persona y a la totalidad de sus facultades y de sus dimensiones. Salvo en algunos tipos de trabajo profesional, Internet (y, más en general, el ordenador) es un instrumento más, uno de los diversos instrumentos con los que se cuenta. Toda excesiva concentración sobre él es humana y éticamente nociva. Su uso no debe aislar de los demás (amistades, relaciones sociales), ni impedir las actividades al aire libre, la lectura de libros y revistas de la propia especialidad o de cultura general, la consulta de otras fuentes, la utilización de otros juegos y el deporte por parte de los niños, la escritura, el buen cine y el teatro, los conciertos, etc.

Hacer buen uso de Internet es usarlo siempre para algo bien determinado. Se busca algo concreto, sabiendo donde buscarlo o utilizando un motor de búsqueda cuyo funciona­miento se conoce bien, se desea comprar algo bien preciso, etc. Es poco razonable conec­tarse a Internet sin saber qué se quiere hacer, sólo porque se tiene tiempo libre, o para ver qué novedades se encuentran, o porque se está cansado y se piensa descansar “navegando” por un sitio o por otro. Una persona bien formada debería ser intransigente en este punto, de forma análoga a como se utiliza un automóvil para ir a un sitio determinado, y no se utiliza para vagar por la ciudad, sin rumbo fijo, gastando inútilmente el tiempo y la gasolina. Si se dispone de tiempo libre es preferible tener a mano un buen libro. Si se trata de niños que quieren usar videojuegos se ha de saber cuáles son, dónde están, etc.; también en este caso se va a hacer algo determinado, y se tiene en cuenta además que los niños necesitan estar con amigos, realizar actividades al aire libre, hacer ejercicio físico, adquirir el hábito de leer, etc. La actitud de conectarse sin una finalidad precisa y justa, sólo para curiosear, tiene ya algo de éticamente negativo, y fácilmente puede dar lugar a males más graves.

Ante los contenidos que inducen o pueden inducir a cometer pecados contra la fe, la caridad, la justicia o la castidad, se debe observar el mismo comportamiento que se observa cuando esos contenidos aparecen en otros medios (libros, prensa, conversaciones, etc.). Se han de aplicar los principios morales acerca de las ocasiones de pecado. Existe el grave deber moral de evitar las ocasiones próximas, libres y graves, y se deben también poner los medios necesarios para hacer remotas las ocasiones necesarias. El carácter próximo o remoto, así como la gravedad de las ocasiones, pueden tomarse en sentido absoluto o rela­tivo. Es decir, una situación puede constituir una ocasión grave y próxima para la genera­lidad de las personas, o bien puede ser una ocasión grave y próxima sólo para una persona o unas personas en particular, mientras que para las demás no lo es.

En mi opinión, sin querer minimizar la complejidad del problema moral, sería reduc­tivo considerar Internet en general como una ocasión de pecado. En la experiencia pastoral quizá se oye hablar de Internet sobre todo en este contexto. Pero la reflexión sobre los datos que la misma experiencia ofrece no autoriza a sacar una conclusión negativa general. Muchas personas que usan Internet, incluso diariamente, no presentan esos problemas, y hay muchas otras que hacen el bien a través de la red. La mayoría de los que presentan problemas morales son personas que de no existir Internet quizá tendrían los mismos proble­mas sirviéndose de otros vehículos. Se dan también casos en los que personas de actitud general recta han cometido ciertos errores morales por la única razón de que se han encontrado por casualidad con una página web moralmente negativa, pero no son ni mucho menos la mayoría. Sobre todo para evitar estos casos, y también para los niños, pueden ser de gran utilidad algunos medios técnicos de protección, de los que se habla a renglón seguido.

3. Los filtros y otras protecciones de carácter técnico
Puesto que la red de Internet es vehículo de contenidos tanto positivos como negati­vos, han surgido dispositivos técnicos que impidan el paso de los contenidos negativos, de modo semejante a como el agua contaminada se hace pasar por un filtro, que detiene los elementos nocivos. Estos dispositivos realizan una prevención inmediata, que presupone la prevención remota de orden cultural y ético, que crea en la persona la decisión de querer usar bien Internet. Sin este componente cultural y ético los filtros serían poco eficaces[3].
Los primeros sistemas de prevención inmediata que se utilizaron funcionaban sobre la base de una lista de páginas web negativas a las cuales no se permitía el acceso. Este sis­tema requería una continua actualización, y exigía que alguien se dedicase a explorar conti­nuamente la red para incluir en la lista de las “prohibidas” las páginas negativas de reciente creación. No resultaba muy práctico.

Con el aumento de la potencia de los ordenadores personales, se hizo posible intro­ducir en ellos un programa capaz de analizar en el acto el contenido de la página a la que se va a acceder, y de impedir el acceso si esos contenidos son negativos. Son los actuales filtros más divulgados: Optenet, CyberPatrol, CyberSitter, Net Nanny, Surfwatch, X-Stop, Rated-PG[4]. Uno de los límites que pueden tener es que analizan los contenidos en algunas lenguas, pero no en otras (por ejemplo, los más comunes en Italia no analizan páginas escri­tas en ruso). Su eficacia es alta, pero no llega al 100%. Pueden detener artículos de teología moral o libros de la Biblia, porque contienen una o varias palabras sospechosas (“prostituta”, etc.), y dejan pasar otras páginas que pueden tener inconvenientes, aunque son bastante seguros para detener páginas de contenido fuertemente erótico.
Otra vía de protección es la catalogación de las páginas con el sistema ICRA. El pro­pietario de la página la define según una escala de criterios que se le proporciona. El usuario instala en el ordenador el filtro ICRAplus, gratuito, y el usuario mismo define qué nivel desea aceptar en cada categoría (violencia, lenguaje soez, desnudos, etc.). Para modificar los criterios de admisión de las páginas hay que disponer de la password. Por desgracia, son pocas las páginas web que aplican este sistema de auto-catalogación, por lo que este medio no resulta por ahora muy eficaz.

Una tercera vía de protección es usar Internet a través de un Provider que ya aplica un sistema de filtración serio y bien orientado. Este es el caso, por ejemplo, de “Davide.it”. Es un sistema gratuito y eficaz, muy apropiado para las familias, aunque no es del todo perfecto: alguna vez no deja pasar contenidos buenos, o deja pasar cosas no del todo con­venientes. Los expertos de buen criterio lo consideran muy aconsejable para los hogares donde hay niños. El verdadero límite es que hoy día los niños saben bastante de informática, y pueden abrir una conexión gratuita con otro Provider sin que los padres se den cuenta. La prohibición de establecer otras conexiones que se puede introducir en Windows XP se puede saltar con facilidad.

Un último sistema, concebido para la protección de menores, consiste en instalar el filtro gratuito ICRAplus y programarlo para que deje acceder sólo a las páginas que se le indican expresamente. La filosofía en que se basa es la misma con la que se forma en el hogar una biblioteca. Como los padres compran sólo los libros que se quieren tener o que se desea que los hijos lean o puedan leer, y no todos los que hay actualmente en el mercado, los padres determinan las páginas web que consideran que sus hijos necesitan para el estudio, información, descanso, juego, etc. Pienso que la aplicación de este sistema para el uso de adultos es más discutible. En todo caso, este sistema requiere una educación esmerada, que permita verlo como una ayuda deseada y bien motivada para el uso recto que se quiere hacer de Internet. De lo contrario, no educa e incluso es contraproducente. Si una persona joven, en cuya casa se usa este sistema de protección, cuando está en otro lugar se lanza ávidamente a hacer todo lo que en su casa no puede hacer, es una persona en cuya educación se ha fracasado por completo. Tarde o temprano se emancipará, tendrá su propio hogar, y hará lo que quiera hacer, yendo quizá más lejos en el mal de lo que vayan otras personas que han vivido más libremente y han aprendido a administrar su libertad. En la pedagogía hay una larga experiencia en esta materia: personas que no rezan o no van a Misa porque en el colegio al que iban de pequeños les obligaban a rezar o a ir a Misa, etc. Es un tema clásico, sobre el que hay muchos estudios que obligan a reflexionar seriamente acerca del modo y de la medida en que se emplean las restricciones, que en todo caso han de ir adecuándose a la edad y al desarrollo de los jóvenes.

4. El uso de Internet por parte de niños y adolescentes en el ámbito de la familia
Actualmente los niños y los adolescentes usan bastante el ordenador en su propia casa y usan también Internet. Por la falta de madurez humana y ética, propia de su edad, están particularmente expuestos a recibir influjos negativos de diversa índole. Un reciente estudio de la International Crime Analysis Association, titulado “Child Internet Risk Perception”, ha puesto de manifiesto que el 77% de menores entre 8 y 13 años usa Inter­net. Sólo el 26% de los padres sigue de cerca el uso que sus hijos hacen de ese medio. El 52% de los niños entrevistados se han encontrado con contenidos pornográficos, y el 24% de ellos ha reaccionado con curiosidad. El 13% de los entrevistados ha tenido contactos con pederastas a través de la red, y el 70% de éstos no ha dicho nada a sus padres.

Diversos organismos de expertos se han ocupado de este problema. Es interesante el documento de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos titulado Your Family and Cyberspace, del 22 de junio de 2000[5]. El documento antes citado, La Iglesia e Internet, dice: «Por el bien de sus hijos, así como por el suyo propio, los padres deben “aprender y poner en práctica su capacidad de discernimiento como telespectadores, oyentes y lectores, dando ejemplo en sus hogares de un uso prudente de los medios de comunicación social”. En lo que a Internet se refiere, a menudo los niños y los jóvenes están más familiarizados con él que sus padres, pero éstos tienen la grave obligación de guiar y supervisar a sus hijos en su uso. Si esto implica aprender más sobre Internet de lo que han aprendido hasta ahora, será algo muy positivo. La supervisión de los padres debería incluir el uso de un filtro tecnológico en los ordenadores accesibles a los niños, cuando sea económica y técnicamente factible, para protegerlos lo más posible de la pornografía, de los depreda­dores sexuales y de otras amenazas. No debería permitírseles la exposición sin supervisión a Internet. Los padres y los hijos deberían discutir juntos lo que se ve y experimenta en el ciberespacio. También es útil compartir con otras familias que tienen los mismos valores y preocupaciones. Aquí, el deber fundamental de los padres consiste en ayudar a sus hijos a llegar a ser usuarios juiciosos y responsables de Internet, y no adictos a él, que se alejan del contacto con sus coetáneos y con la naturaleza»[6].
Los padres tienen que educar a los hijos también en este aspecto, dedicándoles tiempo y haciendo un esfuerzo, si fuera necesario, para conocer la red de Internet, ya que sus hijos la usan. Cuando se trata de menores, es moralmente necesario protegerles me­diante un sistema seguro de los que antes se ha hablado. A la vez es muy conveniente que el ordenador conectado a la red esté en un lugar de paso o bastante frecuentado en la casa: sala de estar, cocina si reúne condiciones, etc. También se ha de explicar a los niños que no den informaciones personales (por ejemplo, rellenando cuestionarios) ni entren en contacto con desconocidos, que han de hablar con sus padres de lo que les parezca extraño, y que han de ser prudentes con los discos que reciben de sus amigos de la escuela, etc.[7] Si se dan las explicaciones adecuadas, los hijos verán esas precauciones como una ayuda para hacer el uso recto del ordenador que ellos quieren hacer, y que comprende además criterios como no “navegar” por Internet sin rumbo fijo, para pasar el tiempo.

Cuando los hijos son más mayores, sigue siendo moralmente necesario usar un filtro en el ordenador con el que trabajan en casa. Así se evita que puedan entrar sin querer en páginas de contenido muy negativo que podría introducirles en un mal camino que poco a poco podría crear adicción. Encontrarse, por ejemplo, con un contenido fuertemente erótico es una ocasión grave y próxima para cualquiera, y los padres tienen el deber moral de evitar esos peligros a sus hijos. Esta es la conducta que de hecho los padres honestos tienen con sus hijos: no van de paseo con ellos por ciertos lugares, no los llevan a determinados locales, etc. Si esto no lo ven como un atentado contra la libertad, tampoco deberían ver las precauciones de que se ha hablado como falta de respeto a la libertad de los hijos.

En familias con varios hijos puede suceder que los padres adviertan que uno de ellos tiende a hacer un mal uso de Internet. Es difícil dar reglas generales acerca de lo que con­viene hacer. Pero en términos generales no es educativo que “paguen justos por peca­dores”, ni someter a los hijos que se comportan rectamente a restricciones mayores de las que son moralmente necesarias. Se ha de afrontar, enérgicamente si es necesario, el pro­blema real y concreto del hijo que no se comporta bien, evitando crear en la familia un clima generalizado de desconfianza o de falta de libertad. Generalmente no parece acertado obligar a todos los hijos a prescindir por completo de Internet. Cuando menos sería un fracaso en la tarea educativa de enseñar a usar rectamente los medios informáticos que, se quiera o no, forman parte del mundo actual, y que los hijos tendrán que manejar en la escuela, en la universidad, en el futuro trabajo y, más adelante, en el hogar que constituirán cuando se casen, donde a su vez tendrán que guiar a los hijos que Dios les dé. Me parece que la razón de que antes no existía Internet y nadie se moría por eso, es una falsa razón. Antes tampoco había automóviles, ni aviones, ni teléfonos, etc., y no por eso se ha de prescindir de esos medios. Hay que aprender a usarlos rectamente.

En la medida en que los hijos se van haciendo mayores, se entra en la problemática propia de los adultos, que examinamos a continuación.

Utilización Sistema Operativo Ubuntu

1.- ¿Cómo calificarias este sistema operativo?
Lo califico como similar a Windows en cuanto a sus posibilidades. Sin embargo, al tener diferente aspecto, apariencia y estructura en sus funciones, se podría considerar cierta "dificultad" en su operacionalización.

2.- ¿Observaste algunas diferencias en particular?
Sí. Primero que nada su apariencia y estructura, ya que los íconos y su ubicación no son familiares para quienes sólo estamos acostumbrados a trabajar con Windows. De este modo, se encuentran distribuidos en la parte superior de la pantalla con distintas conceptualizaciones y términos que especifican su función.
Al mismo tiempo, su lógica de funcionamiento si bien es similar, también discrepa en algunos aspectos con la de Windows, ya que por lo mencionado anteriormente, los "lugares" o "formas" de realizar las operaciones no son las mismas.

3.- ¿Crees que podrías ser usuario de este programa? ¿por qué?
Pienso que sí podría ser usuaria de Ubuntu, ya que considero que su máxima complejidad no se encuentra en la utilización de éste, sino en la familiarización con su estructura y lógica, que si bien son similares a la de Windows, presentan algunas diferencias en el modo de llevarlas a cabo.

Preguntas acerca de Ubuntu

A. A nivel general, ¿Cómo calificarías este sistema operativo?

Lo califico de excelente y atractivo si bien en el aspecto visual se queda un tanto atrás, hay que pensar cuál es su objetivo, un sistema gratis y utilizable, con herramientas gratuitas y una gran comunidad detrás que apoya en su desarrollo y soporte de manera desinteresada, además de su potencia, estabilidad y seguridad.

B. ¿Observaste alguna diferencia particular?

Aparte de las mas obvias como el cambio de ubicación de los iconos de la barra superior de las ventanas y de que la barra de inicio se encuentra en la parte superior de la pantalla, a diferencia de Windows, no observo diferencias mayores, se ha cuidado la accesibilidad y se puede encontrar cualquier opción de manera intuitiva, por ejemplo la configuración para obtener acceso a Internet se realizó de la misma manera que se haría en Windows.

C. ¿Crees que podrías ser usuario de Ubuntu? ¿Porqué?

Si podría, de hecho lo soy, aunque más por necesidad por la carrera que estudio.

Psiquiatra Ivan Goldberg ¿ inventó la adiccion a internet ?


Manuel Ángel Méndez / El País / La Red no crea patologías, canaliza problemas existentes – EE UU lo excluye como trastorno – Hace 15 años un psicólogo creó en broma el término

En un día cualquiera de 1995 al psiquiatra Ivan Goldberg, afincado en Nueva York, se le ocurrió gastar una broma. Había leído la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM, en inglés), la Biblia de la psiquiatría moderna, y decidió animarse con una parodia. Se inventó una enfermedad.

La llamó “desorden de adicción a Internet” (IAD, en inglés). Describió sus síntomas y lo colgó, cómo no, en su discreto portal de Internet, hoy aún disponible. Habló de ansiedad, de necesidad de conectarse horas y horas, y de movimiento involuntario de los dedos para teclear. Incluso animaba a crear un grupo de ciberadictos anónimos. Probablemente lanzó unas carcajadas antes de publicarlo.

La sorpresa llegó días después. Recibió decenas de mensajes de gente que se identificaba con el problema. Sus colegas de profesión abrieron un intenso debate. La idea se extendió. Ese mismo año, la psicóloga Kimberley Young, referente en la materia, fundó el Centro para la Recuperación de la Adicción a Internet (netaddiction.com). Los medios comenzaron a hacerse eco. La bola de nieve ya era demasiado grande para detenerla.

Quince años después, la polémica continúa, aunque desinflada. Cada vez más expertos se niegan a admitir esta patología.

“En 25 años de profesión no he conocido ni un solo paciente que la tenga. Es como hablar de adictos al teléfono, no tiene sentido”, asegura José Miguel Gaona, médico psiquiatra especializado en adicciones y doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid.

El último borrador del DSM, elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría, vuelve a excluir la dependencia de Internet como trastorno de conducta. No hay ninguna evidencia científica.

Goldberg, el bromista, intentó aclarar el entuerto en el año 1997. “Si extendemos el concepto de adicción para incluir todo aquello que la gente hace en exceso, tendríamos que aplicarlo a leer libros, a hacer ejercicio, a hablar con la gente…”, declaró a la revista The New Yorker. Pero la broma sigue viva.Desde 1996, decenas de estudios han intentado demostrar sin éxito la existencia de la adicción a Internet. El último viene de Reino Unido. Según investigadores de la Universidad de Leeds, el 1,2% de la población europea entre 16 y 51 años vive enganchada. Su droga: conectarse demasiado tiempo e ignorar otros aspectos de la vida. Aseguran, además, que muchos de ellos sufren depresión. Pero hay un problema. “No sabemos qué ocurre primero, si la gente deprimida acude a Internet o es esta la que produce depresión”, se pregunta Catriona Morrison, autora principal del informe.

La bibliografía es extensa. El hospital universitario de Kaohsiung (Taiwán) reveló recientemente los resultados tras dos años de analizar el comportamiento de adolescentes: un 11% vive obsesionado con la Red. La Universidad de Augusta (EE UU) lo cifró en el 4% en EE UU y el 14% en China. En 2008, la Universidad de Stanford habló del 1%. Vaughan Bell, profesor en el Instituto de psiquiatría del Kings College de Londres, afirma que estas investigaciones se basan en encuestas mal diseñadas y muestras insuficientes. “Definen adicción en función del número de horas que pasamos online, pero no de las causas que llevan a ello. La gente es adicta a sustancias o actividades, no a un medio de comunicación. Decir que soy adicto a Internet es tan absurdo como decir que lo soy a las ondas de radio”. Como él, varios psicólogos y psiquiatras se han dedicado los últimos años a desmontar mitos. Scott Caplan, profesor en la Universidad de Delaware (EE UU), lleva desde 2002 estudiando la relación entre interacción social e Internet. Sus resultados son reveladores: personas con ansiedad, depresión y dificultad para socializar tienden a usar más Internet y no al revés. Es decir, la Red no crea patologías sino que canaliza una desviación existente. ¿Cuánto tiempo es normal y excesivo delante de la pantalla? Helena Matute, catedrática de Psicología de la Universidad de Deusto, fue una de las primeras en España en publicar un artículo sobre el tema (en 2003). “Si alguien no puede dejar de entrar en Internet es como si fuera al mismo bar de la esquina todos los días. Podría ser un problema, pero no una adicción”, escribió. Hoy sostiene la misma postura. “Mucha gente tiene trastornos de conducta, pero en la inmensa mayoría no se pueden achacar a la Red”.

Según la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), el 37% de los españoles se conecta entre 10 y 30 horas semanales. El 9% lo hace más de 60 horas. Los chats y las redes sociales son las actividades más populares. Esto ha alimentado un temor: engancharse a Facebook o al Messenger puede perjudicar la socialización en persona, la de toda la vida, la saludable. Falso. Diversas investigaciones echan el argumento por tierra. La Universidad de Virginia (EE UU) publicó una en enero: adolescentes entre 13 y 14 años con una vida social offline equilibrada son más proclives a utilizar redes sociales entre los 20 y 22 años. Las consideran una extensión normal de su vida. “Hoy los adolescentes tienen una necesidad social de comunicarse. Antes se hacía en persona o por teléfono. Ahora se hace por chat. El canal ha cambiado”, explica Xavier Carbonell, profesor de Psicología de la Universidad Ramon Llull (Barcelona). Sus propios estudios demuestran que no es posible hablar de adicción. Ahora analiza el impacto en la conducta de los juegos de rol online.

Aquí sí existe una reducida, pero fiable, conexión entre videojuegos violentos y cambios de conducta. Nick Yee, investigador en el Palo Alto Research Center (California), calcula que un jugador medio dedica entre 20 y 22 horas semanales a esta actividad. “Lo único seguro es que justo después de concentrarse en un juego violento, algunos adolescentes reaccionan agresivamente, pero no podemos demostrar que aumente su agresividad a largo plazo”.

Adicto a internet muere a golpes en centro de rehabilitación




Los padres del joven esperaban salvar a su hijo de lo que en China se considera adicción a internet, a pesar de que el adolescente no había cometido delito alguno ni mostraba mal comportamiento.

La policía china investiga la muerte de un adolescente aparentemente por los golpes que le propinaron sus cuidadores en una clínica de rehabilitación en la región sureña china de Guangxi Zhuang, informó el diario "China Daily".

La policía detuvo a cuatro trabajadores del Campo de Entrenamiento de Salvación Qihang, con base en Nanning, capital regional, sospechosos de causar heridas intencionadas a Deng Senshan, un estudiante de secundaria de 15 años nacido en Ziyuan, Guilin, informó Lei Guangwu, del Buró de Seguridad Pública de Jiangnan, a la agencia oficial Xinhua.

Deng fue declarado muerto en la tarde del domingo en el hospital de Wuxu, en Nanning, según un informe médico al que tuvo acceso el diario "China Daily", que indica también que el adolescente no tenía pulso ni presión sanguínea cuando fue trasladado al hospital.
Sin embargo, Xinhua asegura que el padre del joven, Deng Long, fue informado el domingo por la mañana de la muerte de su hijo.

La versión del "China Daily" indica que el padre del joven acababa de trasladar a su hijo al campo, una filial del Centro de Entrenamiento Lizhi Guangzhou para el Crecimiento de la Juventud, donde estaba previsto que permaneciera desde el 1 de agosto al 1 de septiembre.
El objetivo del confinamiento era rehabilitar a Deng de su "mal comportamiento, recuperar la confianza y tener actitudes positivas en la vida", según el acuerdo firmado entre el centro y el padre.

Nada más llegar, los profesores del campo confinaron a Deng y esa misma tarde lo golpearon, en virtud de una cláusula en el contrato que indicaba "el centro puede tomar las medidas necesarias, incluido el castigo, para educar al adolescente, siempre y cuando esas medidas no supongan maltrato o dañen su salud".

Por el "tratamiento", el centro cobró al padre del fallecido 7 mil yuanes (mil dólares, 711 euros) y le prometió "cuidar de Deng, y supervisar al adolescente 24 horas al día durante los primeros días de entrenamiento".

Con este método, los padres esperaban salvar a su hijo de lo que en China se considera adicción a internet, a pesar de que el adolescente no había cometido delito alguno ni mostraba mal comportamiento.

La muerte de Deng ha provocado numerosas denuncias acerca de los métodos usados por este tipo de centros, a menudo asociados a bases militares.

"La tragedia se podría haber evitado", señaló Jiang Pu, director del Instituto de Educación Familiar Nuevo Gusto, de Pekín, quien añadió que el sector de la recuperación a internet está todavía en sus primeras etapas y no existe un diagnóstico estándar en China acerca de esta dependencia.
El educador subrayó que este tipo de tratamientos deberían estar prohibidos.

Según Xia Lingxiang, psicólogo de la Universidad del Suroeste, en Chongqing, el gobierno debería invertir más en investigar los mecanismos fisiológicos y psicológicos que impulsan a la adicción de internet y formular un diagnóstico estándar.

El centro donde falleció Deng, donde todavía están recluidos un centenar de jóvenes, no ha dado todavía explicaciones sobre el caso de Deng.

China cuenta con la mayor población de usuarios de internet del mundo, 320 millones, por delante de Estados Unidos, de los que una tercera parte son adolescentes y, entre ellos, 10 millones se consideran adictos, según el criterio de la Asociación China de Internet para la Juventud.

Los métodos para paliar esta dependencia son a menudo poco ortodoxos, como el uso de electrochoques, que tuvo que ser prohibido por el Ministerio de Sanidad en julio.

Una clínica de Londres REHABILITA a niños ADICTOS A INTERNET


El centro médico ayuda a menores mayores de 12 años cuya adicción a Internet es tal que su salud está en riesgo, según publicó el periódico local "Evening Standard".


El Hospital Capio Nightingale ha recibido ya llamadas de numerosos padres para ingresar allí a sus hijos, que montan en cólera cuando se les dice que tienen que apagar el ordenador, hasta el punto de que, en algunos casos, han necesitado la intervención de la policía para calmarlos.

Según una encuesta entre niños de secundaria, más de una cuarta parte de los escolares pasan alrededor de seis horas al día delante del ordenador, por lo que algunos de ellos llegan a sufrir comportamientos compulsivos, desórdenes del sueño y depresión a causa de su adicción.

Pérdida del apetito, cansancio y aislamiento de la sociedad son otros de los síntomas de estos adolescentes que, en algunos casos, llegan a experimentar un síndrome de abstinencia propiamente dicho.

El tratamiento propuesto por la clínica trata de estimular la interacción social y en persona de los jóvenes que asisten a rehabilitación y enseña a los padres a "desconectar" a sus hijos sin que se cree un conflicto.

El experto en psiquiatría del Hospital Capio Nightingale Richard Graham equiparó la adicción a Internet con la adicción al juego, que produce una hiperestimulación de manera que el paciente se mantiene en un estado constante de alerta.

"Necesitamos unas guías oficiales para determinar hasta dónde llega el uso saludable de la red", dijo Graham que sostuvo además que los servicios de salud mental tienen que adaptarse "rápidamente" para tratar el problema de unos jóvenes "cuyas vidas se ven seriamente afectadas porque nadie regula el tiempo que pasan frente a la pantalla".

Según datos de la organización británica Coalición para un Internet Seguro, alrededor de un 10 por ciento de los 4,6 millones de internautas del Reino Unido podrían ser adictos a la red.

LONDRES
Efe

¿Es la adiccion a Facebook una enfermedad?

Si bien la adicción a Facebook no se encuentra reconocida como una enfermedad a día de hoy, en Italia ya existen dos clínicas especializadas en tratar este trastorno, así como la dependencia de la red en general, lo que ha venido a llamarse 'Internet addiction disorder'. La primera de estas clínicas fue abierta en noviembre en el Policlínico Agostino Gemelli de Roma, la segunda está en funcionamiento desde enero de este año en el Hospital La Molinette de Turín.

Según un comunicado publicado en la página web del propio hospital, en el caso del Policlínico de Roma, los pacientes acuden sólo durante el día a un ambulatorio en el que se sigue un riguroso protocolo de intervención en tres pasos. Desde su apertura la clínica ha concedido cerca de setenta citas, si bien sólo se han presentado a las misma la mitad de los solicitantes.

Primero se realiza una entrevista para diagnosticar la posible dependencia, tras esta entrevista inicial se suceden varios encuentros con el paciente a fin de averiguar la psicopatología que se esconde detrás de la dependencia, la cual se trata con fármacos; y, finalmente, se intenta reinsertar progresivamente al enfermo en un grupo de rehabilitación con el objetivo de "reactivar su contacto con la vida y con los demás". En esta última fase se ayuda al paciente a recuperar su capacidad de comunicación no verbal.

El coordinador de esta unidad, el psiquiatra Federico Tonioni, explica que "el uso patológico de Internet provoca síntomas físicos muy similares a los que manifiestan los toxicómanos en crisis de abstinencia". Por este motivo considera que la iniciativa del hospital romano garantiza a sus pacientes "la contención del malestar que sufren durante el síndrome de abstinencia de la web que se transforma en ansia, depresión y miedo de perder el control de lo que ocurre en Internet".

Síntomas y edades

En cuando a los tipos de dependencia a Internet que tratan en la clínica, el especialista señala que "existen cinco tipos de adicción: la cyber-sexual (dependencia del sexo virtual o la pornografía), la cyber-relacional (relativa a las redes sociales), el net-compulsivo (adicción a los juegos de azar, las compras, etc), la adicción a las descargas (búsqueda compulsiva de información) y la dependencia de los ordenadores (relacionada con los videojuegos)".

En cuanto a los síntomas que presentan estos enfermos, en la web del hospital aluden a los diferenciados por el psiquiatra americano Ivan Goldberg, que en 1995 definió el concepto de 'Internet Addiction Disorder'. Destacan así como síntomas de que algo va mal la necesidad creciente de pasar cada vez más tiempo en la red, la reducción de otras actividades de interés; el padecimiento de ansia, depresión o pensamientos obsesivos cuando se reduce el tiempo dedicado a navegar por Internet; la necesidad de acceder a Internet cada vez con más frecuencia; la incapacidad de controlar el uso de la red y el empleo de una gran cantidad de tiempo en actividades relacionadas con Internet, aunque esto acarree consecuencias negativas en su vida.

Estos siete síntomas pueden relacionarse al mismo tiempo con siete características, a saber: pérdida de las relaciones interpersonales, los cambios de humor, la alteración de la percepción temporal, el empleo compulsivo del medio, el 'fetichismo tecnológico', la privación del sueño y problemas físicos de diversa naturaleza como dolor de espalda, vista cansada, etc.

En el hospital aseguran que en estos cuatro meses de funcionamiento en la clínica han recibido pacientes que pueden diferenciarse en dos tipos diferentes, aquellos que son conscientes de que han desarrollado una relación patológica con la web (entre 25 y 40 años) y un grupo -compuesto sobre todo por los cyber-sexual adictos y los dependientes de los juegos de azar, las compras y los juegos. En concreto, nueve de cada diez pacientes tratados son chicos adolescentes que presentan una adicción a los juegos por Internet, mientras que un escaso 10% responde a otro tipo de trastorno.

Fuente

La influencia del INTERNET en la sociedad actual


Durante siglos la gente se ha encontrado dependiente psicológica o físicamente a muchos comportamientos y sustancias. Esto no se debe a un mero interés, sino que consiste en un patrón de uso que puede llevar a un eventual impacto negativo en el funcionamiento, afectando al matrimonio, relaciones, trabajo, economía e incluso al estatus legal (Greenfield, 1999b).

Según Echeburúa y Corral (1994) cualquier conducta normal placentera es susceptible de convertirse en un comportamiento adictivo.

Por lo tanto lo importante en la adicción no es la actividad concreta que genera la dependencia, sino la relación que se establece con ella. Es una relación negativa, incluso destructiva que el sujeto se muestra incapaz de controlar.

Internet es una herramienta a la que se le atribuyen innumerables ventajas para la educación, el comercio, el entretenimiento y en ultima instancia para el desarrollo del individuo. La participación en grupos virtuales nos permite interaccionar con gente con nuestros propios intereses donde sea que estén ubicados físicamente. En un estudios con estos grupos de discusión McKenna y Bargh (1998) encontraron que este medio permitía a aquellos con personalidades estigmatizadas (por razones de sexo o ideología) llegar a una gran autoaceptación que en última instancia conducía a revelar a sus familiares y amigos su identidad oculta. Esto hace que la pertenencia al grupo virtual se convierta en una parte importante de su identidad.

Sin embargo a Internet también se le atribuyen propiedades negativas. En el estudio de Kraut y cols. (1998) se llegó a la conclusión de que Internet contribuía a reducir el círculo social y afectaba al bienestar psicológico, desplazando la actividad social y reemplazando los lazos de unión fuertes por otros más débiles. Las amistades creadas en la red parecen ser más limitadas que las respaldadas por una proximidad física.

En los últimos años, la evidencia sobre consecuencias negativas relacionadas con el uso de Internet ha llevado a varios autores (Echeburúa y cols., 1998; Griffiths, 1997; Young, 1996) a proponer la existencia de un desorden de adicción a Internet similar a los problemas que aparecen con otras conductas adictivas (juego, sexo, trabajo, etc.).

Definición

Con el desarrollo de Internet y su crecimiento exponencial han aparecido también los primeros casos de psicopatología relacionados con la red. El trastorno de dependencia de la red se ha conocido con muchos nombres: desorden de adicción a Internet –Internet Addiction Disorder (IAD)- (Goldberg, 1995), uso compulsivo de Internet (Morahan-Martin y Schumacker, 1997), o uso patológico de Internet – Pathological Internet Use (PIU)- (Young y Rodgers, 1998b).

Uno de los aspectos problemáticos es: ¿a qué se hacen adictos los adictos a Internet? ¿Es al contenido al que acceden o es al Internet en sí? Respecto a esto Pratarelli y cols. (1999), utilizan el término de adicción al ordenador/Internet, y la definen como un fenómeno o desorden pautativo que depende tanto del medio como del mensaje, sin inclinarse a favor de ninguno.

Un ejemplo de la problemática lo encontramos en la relación entre adicción al sexo y adicción a Internet. Un individuo que fuese adicto a las páginas de contenido sexual, ¿sería un adicto al sexo, a Internet, o a ambos?. Guerricaecheverría y Echeburúa (1997) exponen un caso clínico de adicción a las líneas telefónicas de party line y eróticas, señalando que se trata de una variante de adicción al sexo. En este caso nos sería difícil de entender que existiera una adicción al teléfono en sí.

Por otro lado, Griffiths (1997) señala la existencia de lo que el llama "adicciones tecnológicas", que se definen como adicciones no químicas que involucran la interacción hombre-máquina. Estas pueden ser pasivas (como la televisión) o activas (como los juegos de PC o Internet). Esta sería una modalidad de las adicciones psicológicas o conductuales, que a su vez incluiría a la adicción a Internet.

Criterios del diagnóstico

Goldberg (1995) propone un conjunto de criterios para el diagnóstico del desorden de adicción a Internet (IAD) basados en los criterios diagnósticos del abuso de sustancias:

1.Tolerancia, definida por cualquiera de los siguientes:
◦Una necesidad de incrementar notablemente la cantidad de tiempo en Internet para lograr satisfacción.
◦Notable disminución de los efectos con el uso continuado de la misma cantidad de tiempo en Internet.

2.Abstinencia, manifestado por cualquiera de los siguientes:
A.El característico síndrome de abstinencia:

I.Cesación o reducción de un uso de Internet que ha sido grande y prolongado
II.Dos o más de los siguientes, desarrollados algunos días durante un mes antes:
a.Agitación psicomotora
b.Ansiedad
c.Pensamientos obsesivos acerca de lo que estará sucediendo en Internet
d.Fantasías o sueños a cerca de Internet
e.Movimientos de tecleo voluntarios o involuntarios

III.Los síntomas causan malestar o deterioro en el áreas social, laboral u otra área importante de funcionamiento.

B.El uso de Internet o un servicio similar esta dirigido a aliviar o evitar los síntomas de la abstinencia.
I.Se accede a Internet con más frecuencia o por periodos más largos de lo que inicialmente se pretendía.
II.Deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el uso de Internet.
III.Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas al uso de Internet (P.Ej., comprando libros sobre Internet, probando nuevos navegadores, indagando proveedores de Internet, organizando fichero o descargando materiales).
IV.Actividades sociales, ocupacionales o recreativas se dejan o reducen a causa del uso de Internet. Se continúa usando Internet un pesar de saber que se tiene un persistente o recurrente problema físico, social, ocupacional o psicológico que parece ser causado o exacerbado por el uso de Internet (privación de sueño, dificultades maritales, llegar tarde a las citas por las mañanas, abandono de los deberes profesionales, o sentimientos de abandono de personas significativas).

Greenfield señala un conjunto preliminar de siete criterios para la identificación y predicción de la adicción a Internet:

•Nº Total de horas que pasas conectado
•Otras personas piensan que tienes un problema con Internet
•Experimentar serias consecuencias relacionadas con el uso de Internet
•Experimentar una intensa intimidad en la red
•Mantener la cantidad de tiempo que se pasa conectado como un secreto
•Edad (mas joven incrementa el riesgo de adicción)
•No poder esperar para llegar al ordenador y conectarse
Aunque ha habido varios esfuerzos centrados en detectar la Adicción a Internet tomando como criterio el excesivo uso de la red, parece haber quedado claro que este no es un criterio válido para el diagnóstico. Muchos individuos, por razones de trabajo o estudios, deben pasar muchas horas conectados, delante del ordenador, pero eso no les convierte automáticamente en adictos.

Thompson señala que, para la mayoría de las personas que pasan mucho tiempo conectados, lo que podría parecer una adicción no es sino el proceso de aprender lo máximo posible en poco tiempo. Griffiths analiza varios estudios referidos al uso excesivo de la red y concluye que en la mayoría de los casos esto es puramente sintomático.

Efectos negativos

Uno de los aspectos que diferencian a una adicción psicológica de una adicción química es que la primera no tiene las terribles consecuencias físicas negativas que puede tener esta última. Aun así, en el caso de la adicción a Internet también se han señalado alguna consecuencia, sobre todo las derivadas de la privación de sueño (Young, 1999). La privación de sueño se produce por la inhabilidad del adicto a cortar la conexión, permaneciendo despierto hasta altas horas de la madrugada, lo cual podría dar lugar a fatiga, debilitación del sistema inmunitario y un deterioro de la salud.

Es evidente que Internet está produciendo un rápido cambio en las costumbres y modos de vida de las personas, ya que en cierto sentido está modificando la forma en que nos relacionamos unos con otros. Kraut y cols. examinaron el impacto de Internet sobre 169 personas en 73 hogares, encontrando que un gran uso de Internet estaba asociado con un decremento en la comunicación con los miembros de la familia en el hogar, un decremento en el tamaño de su círculo social y un incremento en su depresión y soledad.

La relación entre un alto uso de Internet y el incremento en los niveles de depresión ha aparecido en varios estudios. Sin embargo, existe aún mucha controversia sobre si la depresión es la causa o el efecto de la adicción a Internet. Según Pratarelli y cols., se produce un ciclo en el que la soledad y la depresión alimentan el uso del ordenador/Internet, y esto lleva a una mayor soledad y depresión. Esto se explicaría por una conducta compensatoria según la cual la actividad de los usuarios se incrementa a medida que aumentan sus sentimiento de incomunicación.

El medio en el que se desenvuelve la adicción acarrea también una serie de cambios psicológicos negativos, consistentes en alteraciones del humor, ansiedad o impaciencia por la lentitud de las conexiones o por no encontrar lo que se busca o a quien se busca, estado de conciencia alterado (total focalización atencional), irritabilidad en caso de interrupción, incapacidad para salirse de la pantalla, etc.

Los problemas surgidos de la dependencia trascienden el ámbito de lo intrapersonal. Desde un punto de vista sistémico, los efectos negativos de la adicción se expresan en los ámbitos familiar, académico y profesional. El adicto se aísla del entorno y no presta atención a otros aspectos de las obligaciones sociales.

Mecanismos explicativos

El proceso por el cual una persona se convierte en adicto es siempre una interacción de factores relativos al objeto de la adicción, a las características de la persona que la hacen vulnerable y al entorno social. Los intentos de determinar las causas de la adicción a Internet deben de tener en cuenta que la conducta problema se desarrolla en un contexto virtual que no tiene por que seguir las leyes del mundo real.

Según Greenfield las cualidades de Internet que parecen contribuir al potencial de la adicción están relacionadas con la velocidad, accesibilidad e intensidad de la información a la que se tiene acceso, del mismo modo que la rapidez de absorción de una droga es directamente proporcional al potencial adictivo de la droga.

Desde mi punto de vista, la razón de que aparezcan adicciones a comportamientos que no son posibles fuera de la red (adicción a las líneas de chat o a los juegos MUD) tiene que ver con esa velocidad, accesibilidad e intensidad de la información. Las relaciones sociales son algo que resulta reforzante para la mayoría de las personas, sin embargo la mayoría de las veces no tenemos libre acceso a ellas por el límite que impone la sociedad o nosotros mismos. En las salas de chat se rompen todas esas reglas, una persona puede dirigirse a otra, decir lo que se le antoje, sentirse escuchada... y dejar de hacerlo cuando le apetezca, sin represalias. Algo parecido ocurre en el caso del cibersexo.

Un ejemplo que ilustra esta evolución en la fuerza adictiva lo encontramos en el caso de la adicción a las party line y líneas eróticas. Señalan varias características relativas al funcionamiento de estas líneas que facilitan la dependencia: disponibilidad ambiental, refuerzo inmediato, percepción de control y gran excitación emocional o sexual. Podemos ver que estas características no solo están presentes en el caso de Internet, sino que aparecen multiplicadas.

Otra característica que contribuye a la capacidad adictiva de la red es el anonimato de las transacciones electrónicas. Este anonimato contribuye a animar los actos desviados e incluso criminales como el visionado de imágenes obscenas o ilegales (p. Ej. Pedofilia), proveer un contexto virtual que permite a los tímidos interactuar en un contexto seguro, facilitar las infidelidades vía Internet y permitir la creación de personalidades virtuales dependientes del estado de ánimo de la persona.

Según Young son varios los refuerzos y mecanismos psicológicos que llevan a la formación del hábito:

•Aplicaciones adictivas: Se encuentra que las aplicaciones que más poder adictivo tienen son las que permiten al usuario interaccionar con otros, como los chats y los MUDs. Al parecer, si hay algo que diferencia a los usuarios dependientes de los que no lo son es el tipo de aplicaciones que utilizan. Los usuarios no dependientes usan Internet para encontrar información y mantener relaciones preexistentes, mientras que los dependientes la usan para socializarse y conocer nueva gente, para implicarse en un grupo. De acuerdo con esto se determinan tres principales áreas de reforzamiento: apoyo social, realización sexual y creación de un personaje.

•Apoyo social: Los grupos se forman rápido en el ciberespacio. Las visitas continuadas a un determinado chat o MUD hacen que se establezca una intimidad con los demás miembros, alentada por la desinhibición que se muestra en la red. Esta desinhibición es consecuencia directa del anonimato que proporciona la comunicación mediada por ordenador. Estos grupos llenan la necesidad de apoyo que tenga la persona en situaciones estresantes de enfermedad, jubilación o divorcio.

•Satisfacción sexual: Hay multitud de chats que han sido diseñados para la interacción erótica, desde los más clásicos basados en texto a los más novedosos que incorporan video en tiempo real. Estas aplicaciones permiten al usuario elegir la fantasía sexual que le apetezca en el momento con solo pulsar un botón (desde la homosexualidad hasta las diversas parafilias). En estos lugares se sienten libres de ataduras por el anonimato y el sentimiento de practicar "sexo seguro". Por otro lado las personas que se sienten poco atractivas físicamente se ven liberadas de este problema.

•Creación de personalidad ficticia: Internet permite crear un personalidad virtual modificando las propias características físicas que en el mundo real son inamovibles. Por ejemplo, un trabajador de la construcción de 40 años, casado y con sobrepeso, puede aparecer en la red como un joven millonario campeón de atletismo. Es unas forma de reinventarse a sí mismo, de cubrir necesidades psicológicas previamente no afrontadas enmascarando la inseguridad interpersonal. Dos de estas necesidades psicológicas son la expresión de un rasgo de personalidad reprimido y los sentimientos de reconocimiento y poder.

•Personalidades reveladas: Internet puede ayudar a sacar a la luz aspectos de la personalidad que estaban ocultos o reprimidos, como puede ser la agresividad. Una vez sacados a la luz, se debe de aprender a incorporarlos a la propia personalidad y no limitar esos roles al ciberespacio.

•Reconocimiento y poder: Este es un elemento que se deriva de los juegos MUD, en los que se crea un personaje que va aumentando su poder a medida que consigue puntos, pudiendo llegar al liderato de otros jugadores subordinados.
Greenfield encuentra varios sentimientos que experimentan los usuarios dependientes de Internet y que pueden llevar a la adicción:

•Los adictos informan de una intensa intimidad cuando está conectados
•Existe un sentimiento de desinhibición

•Muchos adictos informan también de una pérdida de ataduras

•Sentimientos de que el tiempo se detiene o que pasa muy rápido

•Sentirse fuera de control cuando se está conectado

Puesto que hemos analizado las características de Internet que pueden llevar a la adicción, cabe preguntarse qué es lo que hace que algunas personas se conviertan en adictos y otros no. Hasta ahora parece haber quedado claro que Internet en la mayoría de los casos lo que hace es cubrir un déficit en la personalidad del adicto. Ya que Internet es eminentemente un instrumento de comunicación interpersonal, es en este ámbito donde el mundo virtual puede convertirse en un sustituto de la vida real para las personas con déficit en habilidades sociales, timidez o algún tipo de complejo.

Del mismo modo que un adicto a la heroína lo es a la sustancia y no a la jeringa, es lógico pensar que en este caso lo importante es el contenido, la necesidad que cubre en una persona. Según Echeburúa y cols. la red permite cubrir dos tipos de necesidades básicas: la estimulación solitaria (búsqueda de información, imágenes, sonido, juegos, etc.) y la búsqueda de interacción social.

Hay ciertas características de personalidad o estados emocionales que aumentan la vulnerabilidad psicológica a las adicciones. La vulnerabilidad psicológica hacia la adicción a Internet se expresa en los siguientes factores de riesgo:

•Déficit de personalidad: introversión acusada, baja autoestima y nivel alto de búsqueda de sensaciones.

•Déficit en las relaciones interpersonales: timidez y fobia social.

•Déficit cognitivos: fantasía descontrolada, atención dispersa y tendencia a distraerse .

•Alteraciones psicopatológicas: Adicciones químicas o psicológicas presentes o pasadas. Depresión.

Young y Rodgers administraron el cuestionario 16 PF a un grupo de personas auto – seleccionadas, encontrando puntuaciones altas en términos de confianza en sí mismos, pensamiento abstracto, disconformidad con las convenciones sociales, reactividad emocional hacia los otros y preferencia por las actividades solitarias. Las personas dependientes de Internet suelen ser susceptibles, vigilantes y privadas. Esta tendencia hacia la introversión también fue encontrada por Petrie y Gunn.


Adicción a las Redes Sociales



Dentro del fenómeno de Adicción a Internet, se encuentra la poderosa Adicción a las Redes Sociales que forman parte y se generan a través del mundo cibernético de hoy en día. Lo cual, no deja de causar gran preocupación en los diversos especialistas que abordan la temática, ya que ello implica que cada día más personas alrrededor del mundo, incluído nuestro país, se están viendo afectadas por la problemática en donde el "estar conectado" con otros a través de la red, muchas veces cobra mayor importancia que "la vida real" de las mismas.

Cabe preguntarnos entonces, ¿Cuanta es la importancia que le otorgamos al uso de las Redes Sociales cibernéticas dentro de nuestra Vida Real?

Signos y sintomas de la adiccion a Internet

Los signos y síntomas del uso de Internet compulsivo pueden variar de persona a persona. No hay horario fijo por día o un número de palabras escritas que indicquen adicción a Internet, por ejemplo. Pero hay algunas señales que advierten que el uso de Internet se ha convertido en un problema:

Perdida de la nocion del tiempo online. ¿Se encuentra con frecuencia en Internet más de lo pensado? ¿Unos pocos minutos se convierten en horas? ¿No tienes tiempo para hacer los deberes del colegio o el trabajo porque pasas mucho tiempo en linea? ¿Te irritas o pones de mal humor si tu tiempo online es interrumpido?

Problemas para llevar a cabo las obligaciones. ¿Te encuentras con que la ropa suci se acumula?¿Te quedas trabajando hasta tarde porque pierdes el tiempo en Internet?

Aislamiento de la familia y las amistades. ¿Tu vida social sufre a causa de todo el tiempo que pasas en Internet? ¿Estás descuidando a tu familia y amigos? ¿Sientes que nadie en tu vida real te entiende como tus amigos de Internet?

Sentimientos de culpa o ponerse a la defensiva en cuanto al uso de Internet. ¿Estás aburrido de que tu pareja te diga que te alejes delcomputador para pasar un tiempo juntos? ¿Escondes tu uso de Internet o mientes acerca de cuánto tiempo pasas en línea?

¿Quieres saber si eres adicto a Internet? Entonces realiza el siguiente test de adiccion a Internet.

¿Es la adiccion a Internet un mito?

Articulo publicado el 30 de mayo de 2010 en radiopolar.com


En un día cualquiera de 1995 al psiquiatra Ivan Goldberg, afincado en Nueva York, se le ocurrió gastar una broma. Había leído la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM, en inglés), la Biblia de la psiquiatría moderna, y decidió animarse con una parodia. Se inventó una enfermedad.
La llamó "desorden de adicción a Internet" (IAD, en inglés). Describió sus síntomas y lo colgó, cómo no, en su discreto portal de Internet, hoy aún disponible. Habló de ansiedad, de necesidad de conectarse horas y horas, y de movimiento involuntario de los dedos para teclear. Incluso animaba a crear un grupo de ciberadictos anónimos. Probablemente lanzó unas carcajadas antes de publicarlo.

La sorpresa llegó días después. Recibió decenas de mensajes de gente que se identificaba con el problema. Sus colegas de profesión abrieron un intenso debate. La idea se extendió. Ese mismo año, la psicóloga Kimberley Young, referente en la materia, fundó el Centro para la Recuperación de la Adicción a Internet (netaddiction.com). Los medios comenzaron a hacerse eco. La bola de nieve ya era demasiado grande para detenerla.

Quince años después, la polémica continúa, aunque desinflada. Cada vez más expertos se niegan a admitir esta patología.
"En 25 años de profesión no he conocido ni un solo paciente que la tenga. Es como hablar de adictos al teléfono, no tiene sentido", asegura José Miguel Gaona, médico psiquiatra especializado en adicciones y doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid.
El último borrador del DSM, elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría, vuelve a excluir la dependencia de Internet como trastorno de conducta. No hay ninguna evidencia científica.

Goldberg, el bromista, intentó aclarar el entuerto en el año 1997. "Si extendemos el concepto de adicción para incluir todo aquello que la gente hace en exceso, tendríamos que aplicarlo a leer libros, a hacer ejercicio, a hablar con la gente...", declaró a la revista The New Yorker. Pero la broma sigue viva.Desde 1996, decenas de estudios han intentado demostrar sin éxito la existencia de la adicción a Internet. El último viene de Reino Unido. Según investigadores de la Universidad de Leeds, el 1,2% de la población europea entre 16 y 51 años vive enganchada. Su droga: conectarse demasiado tiempo e ignorar otros aspectos de la vida. Aseguran, además, que muchos de ellos sufren depresión. Pero hay un problema. "No sabemos qué ocurre primero, si la gente deprimida acude a Internet o es esta la que produce depresión", se pregunta Catriona Morrison, autora principal del informe.

La bibliografía es extensa. El hospital universitario de Kaohsiung (Taiwán) reveló recientemente los resultados tras dos años de analizar el comportamiento de adolescentes: un 11% vive obsesionado con la Red. La Universidad de Augusta (EE UU) lo cifró en el 4% en EE UU y el 14% en China. En 2008, la Universidad de Stanford habló del 1%. Vaughan Bell, profesor en el Instituto de psiquiatría del Kings College de Londres, afirma que estas investigaciones se basan en encuestas mal diseñadas y muestras insuficientes. "Definen adicción en función del número de horas que pasamos online, pero no de las causas que llevan a ello. La gente es adicta a sustancias o actividades, no a un medio de comunicación. Decir que soy adicto a Internet es tan absurdo como decir que lo soy a las ondas de radio". Como él, varios psicólogos y psiquiatras se han dedicado los últimos años a desmontar mitos. Scott Caplan, profesor en la Universidad de Delaware (EE UU), lleva desde 2002 estudiando la relación entre interacción social e Internet. Sus resultados son reveladores: personas con ansiedad, depresión y dificultad para socializar tienden a usar más Internet y no al revés. Es decir, la Red no crea patologías sino que canaliza una desviación existente. ¿Cuánto tiempo es normal y excesivo delante de la pantalla? Helena Matute, catedrática de Psicología de la Universidad de Deusto, fue una de las primeras en España en publicar un artículo sobre el tema (en 2003). "Si alguien no puede dejar de entrar en Internet es como si fuera al mismo bar de la esquina todos los días. Podría ser un problema, pero no una adicción", escribió. Hoy sostiene la misma postura. "Mucha gente tiene trastornos de conducta, pero en la inmensa mayoría no se pueden achacar a la Red".
Según la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), el 37% de los españoles se conecta entre 10 y 30 horas semanales.

El 9% lo hace más de 60 horas. Los chats y las redes sociales son las actividades más populares. Esto ha alimentado un temor: engancharse a Facebook o al Messenger puede perjudicar la socialización en persona, la de toda la vida, la saludable. Falso. Diversas investigaciones echan el argumento por tierra. La Universidad de Virginia (EE UU) publicó una en enero: adolescentes entre 13 y 14 años con una vida social offline equilibrada son más proclives a utilizar redes sociales entre los 20 y 22 años. Las consideran una extensión normal de su vida. "Hoy los adolescentes tienen una necesidad social de comunicarse. Antes se hacía en persona o por teléfono. Ahora se hace por chat. El canal ha cambiado", explica Xavier Carbonell, profesor de Psicología de la Universidad Ramon Llull (Barcelona). Sus propios estudios demuestran que no es posible hablar de adicción. Ahora analiza el impacto en la conducta de los juegos de rol online.

Aquí sí existe una reducida, pero fiable, conexión entre videojuegos violentos y cambios de conducta. Nick Yee, investigador en el Palo Alto Research Center (California), calcula que un jugador medio dedica entre 20 y 22 horas semanales a esta actividad. "Lo único seguro es que justo después de concentrarse en un juego violento, algunos adolescentes reaccionan agresivamente, pero no podemos demostrar que aumente su agresividad a largo plazo".


¿Quienes estan en riesgo de caer en la adiccion a Internet?


Un estudio realizado en Colombia revelo que los jovenes de entre 18 y 25 años son quienes corren el mayor riesgo de convertirse en adictos a la red.

La causa seria la autonomia que tienen las personas de esta edad, porque si se es menor de edad se puede recibir ordenes de los padres, lo que no ocurre ne el caso de los mayores.

El principal uso es el chat, en el que se gastan entre 2 y 7 horas, luego viene la revision de email y al final la navegacion, en especial en sitios sociales como facebook.

¿Cual es el limite de la adiccion a Internet?

Una pareja surcoreana fue condenada el viernes de abandonar a su hija recien nacida, la que fallecio de hambre mientras sus padres adictos jugaban un juego online que se trata de criar un niño virtual.

El marido de 41 años y su mujer de 25 fueron condenados a dos años de prision pero a la mujer se le suspendio la condena por encontrarse embarazada.

La pareja jugaba en ciber cafes un promedio de 10 hora al día y alimentaban al bebe solo una vez al dia.

Ante este tipo de noticias cabe preguntarnos, ¿quien ponde los limites? ¿se deberia dar una sentencia ejemplificadora ademas, algo asi como prohibir el acceso a Internet a estas dos personas? ¿Cual es el rol del Estado en cuanto a las legislaciones y la educacio a los futuros padres?

El Pac-man de Google y su costo en la productividad mundial

Productividad perdida y adiccion pasajera a un juego en línea.

Cuando Google cambio su logo a una version "jugable" de Pac-Man mucho sitios en Internet bromearon diciendo que la productividad mundial se desplomaria...y eso fue exactamente lo que ocurrio.

El blog dedicado a la administracion del tiempo RescueTime hizo los calculos y determino que el Pac-Man de Google consumió 4,819,352 horas, es decir unos $120,483,800 dólares en productividad.

El costo de determino midiendo la cantidad de tiempo que se gasto el dia en que el juego estuvo en linea (48 segundos) versus el tiempo promedio que se ocupa los otros días (11 segundos) y se multiplico por la cantidad de visitas al sitio ese dia (503,703,000).

Si aun no has perdido el tiempo jugando y te quieres hacer adicto o solo recordar esos tiempos de Pac-man, lo puedes hacer en www.google.com/pacman.

Con el desaarrollo de internet y su crecimiento exponencial, han aparecido tambien los primeros casos de Psicopatologias "relacionadas con la red". Es así como se comienza a hablar de un trastorno de dependencia de la red, el cual hasta la hora se ha conocido por diferentes nombres:

Desorde de adicción a Internet. (Goldberg, 1995.)
Uso Compulsivo de Internet. (Morahan-Martin y Schumacker, 1997.)
Uso patológico de internet.(Yiung y Rodgers, 1998).

como bien estos diferentes nombres lo expresan, se hace una tarea dificil definir lo que es la adiccion a internet , ya que la interrogante es:

¿ A qué se hacen adictos lo adictos a internet?
Puedes tu responder aquello?????